Reflexion por Enfoque a La Familia

¿Me puede dar algunos consejos útiles para discutir el tema de la homosexualidad con mis hijos? Tenemos cinco niños que van desde edad preescolar hasta la adolescencia. Dado que las relaciones homosexuales y el matrimonio entre personas del mismo sexo son cada vez más frecuentes y visibles en nuestra cultura, es un tema que seguramente llegará tarde o temprano. Quiero saber cómo responder de la manera más efectiva cuando suceda. ¿Tiene alguna sugerencia?

Sí. Y nos gustaría comenzar nuestros comentarios expresando nuestra admiración por su determinación de adoptar un enfoque proactivo. Como ya habrá observado, se está volviendo difícil evitar el tema de la homosexualidad. Por la forma en que va la cultura, sospechamos que será prácticamente imposible en poco tiempo. Dadas las circunstancias, es prudente que usted se prepare para tener esta conversación antes de que sean los niños los que la inicien.

Probablemente ya está consciente de que este es un tema delicado. Gran parte de la información que podría compartir con un adolescente sería completamente inapropiada para un niño en edad preescolar o escolar. Dado que sus hijos tienen edades muy diferentes, organizaremos nuestros pensamientos y recomendaciones tomando este aspecto en cuenta. Claramente, querrá tener una serie de respuestas para los niños más pequeños, y otra para aquellos que están por llegar a la edad adulta. Para hacer las cosas más simples, podría desarrollar una respuesta básica adecuada para el “público general” y luego mezclar detalles adicionales apropiados para otras edades a medida que van teniendo un poco más de madurez.

Es importante comenzar con cada grupo de edad en un tono positivo. En lugar de enfocarse en los problemas y las desviaciones desde el primer momento, comience por ayudar a sus hijos a comprender claramente el plan original de Dios para la sexualidad humana y todos los demás aspectos de Su creación. Puede hacer esto con los más pequeños contándoles una historia de cuatro partes:

Creación: Dios hizo un mundo bueno y diseñó todo lo que hay en él para que funcionara de una cierta manera. También, creó a las personas a Su imagen y las separó en hombres y mujeres. Tanto los niños como las niñas (y los hombres y las mujeres) son buenos, pero son diferentes.

Caída: El pecado humano, la desobediencia y la rebelión han echado a perder el diseño original de Dios y lo han desviado todo. Como resultado, la confusión, el dolor y la muerte han entrado en el mundo.

Redención: Debido a la caída, cada hombre, mujer, niña y niño en la tierra está “quebrantado” de una forma u otra. Todos y cada uno de nosotros necesitamos la gracia sanadora de Dios. Todos necesitamos un Salvador. La buena noticia es que la vida, muerte y resurrección de Jesús nos trae salvación y libertad del pecado.

Glorificación: En nuestra futura unión con Cristo, descrita en las Escrituras como una fiesta de bodas, estaremos unidos con Él como una novia se une con su esposo. En ese momento, Dios enjugará toda lágrima de los ojos de aquellos que le han seguido y sanará todo el quebranto que provocó la caída.

Con niños en edad preescolar, no hay necesidad de hablar sobre actividades sexuales específicas. Sus hijos no están equipados para entenderlo. Además, sugerimos esperar hasta que los niños sean mayores antes de introducir términos como “homosexualidad”, “heterosexualidad”, “gay”, “LGBT”, etc. Puede subrayar el aspecto masculino-femenino del diseño de Dios al contarles sobre Adán y Eva o los animales que entraron en el arca de Noé de dos en dos (una mamá animal y un papá animal). También puede dar ejemplos de la vida real hablando de su propio matrimonio y explicando cómo la unión del hombre y la mujer es un regalo especial de Dios.

Con los niños en edad escolar, puede agregar que existen diferentes tipos de “amor”: por ejemplo, nuestro “amor” por las mascotas, los juguetes, las cosas materiales y las actividades; nuestro amor por los amigos, la familia y los parientes; y, por supuesto, nuestro amor por Dios. Ayúdelos a comprender la idea de que el amor conyugal es único y que sus propósitos y características son distintos a cualquier otro tipo de “amor”. Explique que, en el principio, Dios separó a la humanidad en hombres y mujeres y que el matrimonio une esos dos componentes. Dígales que el matrimonio une a la pareja de una manera especial, y que por eso la expresión sexual está destinada a darse solo entre esposo y esposa. Señale que esta unión, con frecuencia, conduce a la familia a crear nueva vida en forma de hijos. Abra la Palabra de Dios y muéstreles que el matrimonio, en la Biblia, es el símbolo más común de nuestra relación con Dios.

Los adolescentes, por supuesto, son capaces de captar conceptos más abstractos. Al hablar con ellos, sería útil poner todo esto en el contexto del debate que existe entre cosmovisiones contrarias: por un lado, la cosmovisión bíblica, judeocristiana, que establece que Dios nos creó y nos diseñó con un propósito; y, por otro lado, la cosmovisión de la cultura popular contemporánea que dice que Dios no existe, que la “realidad” es lo que yo quiera que sea, y que el significado, el valor y el propósito son esencialmente cuestiones de preferencia y elección personal. De acuerdo con esta segunda cosmovisión, el individuo es libre de “personalizar” la sexualidad, la moralidad sexual y el matrimonio de la forma que crea conveniente. A modo de contraste, la cosmovisión bíblica afirma que el diseño de Dios está vigente eternamente, que Su plan para la sexualidad humana es importante y que el matrimonio, como la unión de un hombre y una mujer, es único entre las relaciones humanas, sobre todo porque forma un sistema de procreación completo, algo que las uniones entre personas del mismo sexo nunca podrán lograr.

¿Qué debería hacer si las circunstancias lo empujan inesperadamente a una conversación sobre la homosexualidad? Por ejemplo, está de vacaciones, visitando otra ciudad y de repente se encuentra en medio de una celebración del “Orgullo Gay”, llena de pancartas de arcoíris, puestos y exhibiciones, y parejas del mismo sexo besándose abiertamente y tomados de la mano. O imagine que uno de sus hijos escucha a otros niños hablando sobre “Gays” y “Lesbianas” en la escuela y llega a casa haciendo preguntas incómodas. ¿Qué puede hacer?

Para empezar, evite decir algo como “Esos hombres son ‘gays’. Gay es cuando dos chicos tienen una relación”. Eso puede ser terriblemente confuso tanto para los niños como para las niñas. Después de todo, los niños necesitan desarrollar amistades y fuertes lazos con jóvenes del mismo sexo durante sus años de desarrollo. Este tipo de relaciones son completamente normales, y también son esenciales para el proceso de identificación con el propio sexo. Como alternativa, le recomendamos que les recuerde a sus hijos todo lo que les han enseñado sobre el diseño original de Dios y la caída del hombre. Luego puede agregar: “No todos creen y siguen el plan de Dios para el matrimonio. A veces, dos mujeres actúan como si estuvieran casadas, pero en realidad no pueden cumplir con el rol de esposo y esposa porque ambas son mujeres. El pecado las ha confundido. Necesitan la ayuda y la redención de Dios”.

Las cosas pueden complicarse más con los chicos mayores, especialmente cuando conocen a personas (parientes o amigos en la escuela) que se identifican como “gay” o “LGBT”. Es todo un arte manejar con éxito este tipo de situaciones. Es una cuestión de equilibrar todo lo que les ha enseñado a sus hijos sobre la sexualidad y el matrimonio con una sensibilidad y compasión genuina, como la de Cristo, hacia las personas involucradas. Podría tener que decir algo como: “Necesitamos encontrar formas de amar al tío Miguel a pesar del hecho de que él no está siguiendo el plan de Dios” o “¿Cómo crees que nosotros, como familia, podemos ayudar a Andrea a comprender que Dios la ama? ¿Cómo podemos caminar con ella en este período confuso de su vida?”. Esta es una manera de involucrar a sus hijos en el ministerio y crear conciencia sobre la importancia del evangelismo de forma profundamente significativa.