Una mujer que soportó una relación abusiva e incluso graves maltratos fue sanada física y espiritualmente cuando conoció a Jesús.

Katie en sus primeros años del matrimonio fue feliz, hasta que su actitud cambió y cada vez se hizo mucho más violento, llegando al extremo de golpearla frente a sus propios hijos.

Cada vez que ella creía las disculpas sinceras de su esposo, los ataques eran peor; una vez llegó a apuñalarla.

La situación creció a tal punto de que ella abandonó la casa con sus hijos y consiguiera una orden de restricción contra su esposo, pero eso no impidió que el hombre conociera y llegara hasta el escondite que tenía con sus hijas.

Antes de ella volver a escaparse, el hombre le arrojó un calentador encima, haciendo que ella casi muriera prendida en fuego; estuvo en coma por varias semanas y sus quemaduras eran tan graves que creía que no soportaría el dolor.

“Tuve quemaduras de segundo y tercer grado. Cuanto más sana mi piel, más me duele. Tenía quemaduras en la cabeza, la cara, las manos, el estómago y los muslos. El dolor era insoportable”, contó en el testimonio captado por God TV.

Por años ella se sentía deprimida por su apariencia, y le preguntaba constantemente a Dios porque le había sucedido tal cosa pues se sentía perdida y aún sus hijas lloraban al verla en tal estado.

Durante una conferencia de mujeres de una iglesia local ella recibió a Cristo y pudo ser sanada en todos los aspectos, pudo encontrar libertad y el amor de Jesús que le llevó a perdonar a su esposo, hoy permanece en la cárcel.

Entonces Dios le enseñó a verse como Él la ve y de inmediato ella sintió que era una persona nueva entendiendo de donde proviene su valor.

“En ese momento, Dios me dio la alegría y el amor que siempre había deseado. Me podía ver a través de los ojos de Dios, el sentimiento era abrumador y me sentía como una persona nueva. Ni siquiera esperaba sentirme así. Ahora, me amo a mí mismo. Quien soy, mi valor está arraigado en Cristo. Soy un testimonio vivo de que su amor nunca falla”, concluyó.

Hoy, 14 años después, vive feliz con sus hijos y nietos.